En estos momentos, cuando hay empresas que han tenido que asumir que no venden lo que vendían y que sus ingresos han descendido. Que las posibilidades de encontrar (o mantener) clientes fiables, con capacidad financiera para aguantar los envites de la crisis, se ha convertido en casi misión imposible. Cuando los gobiernos han decidido subir impuestos o aumentar las obligaciones con la Hacienda Pública de empresas y particulares. Cuando la falta de capitalización o de crédito casi se ha convertido en un tema tabú. Justo ahora, es el momento de poner en valor nuestro punto de partida.